Díaz Pardo, más que el Walter Gropius gallego


As miradas de Isaac es la primera gran exposición dedicada a Isaac Díaz Pardo después de su fallecimiento (5 de enero de 2012) y viene de la mano de La Xunta de Galicia, que ha decidido llevarla a cabo en el Museo Gaiás de la Cidade da Cultura, situada en la capital gallega, con motivo de la celebración este año del centenario de su nacimiento (21 de agosto de 1920).

Se trata de una muestra homenaje con el propósito de situar como merece en la  historia de Galicia al responsable de aportaciones tan relevantes como  el Laboratorio de Formas, con importantes y rompedoras aportaciones al diseño; Ediciós do Castro, que recuperaba en sus publicaciones trabajos de la intelectualidad gallega obligada al exilio; el Instituto Galego de Información o el Museo de Arte Contemporánea Carlos Maside, que valorizó el movimiento  innovador de la vanguardia artística gallega que se vio interrumpido por la Guerra Civil.

 

Sargadelos: La Bauhaus de Galicia

 

Pero, sobre todo Díaz Pardo es recordado por la fábrica de Sargadelos (Cervo-Lugo) que recuperó a finales de los 60 con otro grande de la intelectualidad y arte gallegas, Luis Seoane. La innovación en sus diseños --aunando tradición y vanguardia-- y su características pinceladas en azul cobalto y rojo-anaranjadas, supusieron un referente para el sector de la cerámica en  España, y también en Europa, tal y como demuestra que lograron abrir una tienda en Milán, uno de los máximos viveros del diseño europeo.

Esta innovación y proyección supuso un reconocimiento que elevó a la fábrica de Sargadelos a la categoría de la ‘Bauhaus de Galicia’, pero Díaz Pardo fue mucho más que el Walter Gropius ‘a la gallega’ y la exposición  As miradas de Isaac es lo que busca proyectar.

Y para eso, la exposición cuenta como comisarios con sus hijos, Xosé y Camilo Arias de Castro. Pocas personas pueden conocer mejor esta figura incansablemente creativa, tal y como demuestran las casi 300 piezas (obras de arte, fotografías, publicaciones, murales, audiovisuales y objetos personales) producto de una esmerada selección y criba para reconstruir las múltiples facetas de sus 91 años de existencia, ya que fue, además de ceramista, pintor, editor, ensayista,  escritor  e imparable emprendedor.

 
 

"La cultura es todo"

 
 

Una figura multifacética pero con un único compromiso: contribuir a sacar el máximo provecho de la creatividad y del enorme potencial innovador y económico de Galicia, a través de su cultura.

"Porque la cultura no es solo la literatura, la poesía o la filosofía. La cultura también es economía, y la labor social que debe conllevar, y la arquitectura... La cultura es todo”, se justificaba públicamente Díaz Pardo ante sus iniciativas diversas en el ámbito cultural y empresarial, en las que siempre primó el valor y la responsabilidad social por encima de la rentabilidad económica.

Con esta clara intención de dar a conocer las otras miradas creativas de Díaz Pardo, además de la de ceramista, la exposición también ahonda en otras facetas y arranca con la de incipiente cartelista con tan sólo 15 años. Siendo un adolescente colabora con grandes de la época como Castelao, al que llegó a pintar –por encargo del mismo artista e intelectual galleguista—carteles icónicos de la época del plebiscito de Autonomía de Galicia en 1936, atribuidos al considerado padre del nacionalismo gallego.

Una pronta habilidad artística vinculada con la importancia en su vida de su  padre, el prestigioso diseñador gráfico y escenógrafo Camilo Díaz Baliño. De él absorbe su herencia artístico-creativa, inspirada en la simbiosis de arte gallega y europea. También es legado de su padre –asesinado por los franquistas en 1936 cuando Isaac contaba con 15 años — la apuesta siempre por un arte de carácter humanista, social y emancipador.

 

"Venimos al mundo para cambiarlo"


As miradas de Isaac también profundizan en la obsesión de Díaz Pardo de recuperar a la intelectualidad gallega que se vio obligada al exilio – Luis Seoane, Castelao, Blanco Amor, Dieste…-- y contar con ellos para recuperar las iniciativas culturales que se vieron truncadas por el estallido de la Guerra Civil y acabar con la dolorosa imagen de una Galicia aniquilada culturalmente. “Los mejores estaban fuera, se habían visto obligados a irse”, se lamentaba Isaac en entrevistas sobre aquella época de finales de los sesenta.

De ahí, sus viajes y amplias estancias en Argentina y sus proyectos con Luis Seoane que dieron sus frutos: el Laboratorio de Formas, Ediciós do Castro, el Museo Carlos Maside y la recuperación exitosa de la fábrica de cerámica de Sargadelos. “Venimos al mundo para cambiarlo”, insistió muchas veces en vida Díaz Pardo y fue, según  sus propios hijos y comisarios de la muestra, su leitmotiv vital y profesional y seguro el motor que propició que fuese artífice de tantas e importantes aportaciones a la cultura gallega del pasado siglo.

Santiago de Compostela, 05 de Enero de 2021